La Fortaleza San Fernando de Omoa es una construcción de importancia como defensa del comercio en la segunda mitad del siglo XVIII.
Se constituyó como uno de los puntos estratégicos con defensa de artillería montada en muros. Y no será sino hasta el año de 1629 que en la ciudad de Trujillo, Departamento de Colón, se tendrá referencia de un puesto defensivo con seis piezas de artillería. Es en el siglo XVIII, que se planifica la construcción de una Fortaleza en Trujillo, sin embargo en el año de 1740, el Ingeniero Luís Diez de Navarro (comisionado para la construcción de las fortalezas en la desembocadura del Río Marina en Costa Rica y en la Ciudad de Trujillo, Honduras) descarta esa posibilidad a favor de la construcción de la fortaleza en Omoa, ubicado al occidente del Antiguo Puerto Caballos. Entre 1743 y 1745, Diez de Navarro elaboró los planos y en el año de 1747 a falta de artillería para la defensa de la fortaleza en construcción se establece un puesto provisional, el cual llevó el nombre de “Recinto Fortificado El Real”, Actualmente se observan restos de los muros de piedra, argamasa estuco y medios baluartes, observándose también la puesta principal, en cuyos remates se esculpió el escudo real de Fernando VI (1746-1759).
El fuerte, por su traza triangular, dentro de la fortificación abaluartada no era recomendada por los tratadistas y solamente era aceptable en el caso de que el sitio no permitiera otra figura. Los ángulos en este tipo de construcción son muy agudos y pueden ser cortados por fuegos de artillería con mucha facilidad, así que era traza inepta para fortificarse. En 1778 los Ingenieros Simón Desnaux y Juan Dastié hicieron un reconocimiento de la obra y concluyeron que: Habían variaciones con respecto al plano original pero favorables a la solidez del fuerte.
Las obras de base no eran buenas por la debilidad del terreno y las arenas flojas Oponían que la Fortaleza no era apta para resistir serios ataques de los enemigos; existía pues una falta de confianza en la resistencia técnica de la obra.
Los terraplenes no estaban terminados Se había aplicado un procedimiento defectuoso en la construcción de las bóvedas, de las construidas, tres no reunían condiciones exigibles, las aguas lluvias se filtraban y provocaban humedad. A pesar de las dificultades defensivas este fuerte resistió los ataques.
La Fortaleza de San Fernando de Omoa por ser una edificación de valor histórico y antropológico, es declarada Monumento Nacional según Acuerdo Ejecutivo No. 170 del 20 de marzo de 1987, esta declaración incluye además de las construcciones coloniales de La Loma, La Casa de la Comandancia, El Recinto El Real, el Cementerio de la Fortaleza y Los Hornos de Milla Tres, el entorno natural como ser: la Laguna de Centeno y todos los manglares. Así pues se reforma la anterior declaratoria de Monumento Nacional emitida durante el Gobierno Constitucional del Doctor Ramón Villeda Morales mediante Decreto No. 93 del año 1959.
Proyecto de Historia!!! Muy Bonita Experiencia!!!! Gracias Profe!
ResponderEliminarLa Fortaleza San Fernando de Omoa es una construcción de importancia como defensa del comercio en la segunda mitad del siglo XVIII.
ResponderEliminarSe constituyó como uno de los puntos estratégicos con defensa de artillería montada en muros. Y no será sino hasta el año de 1629 que en la ciudad de Trujillo, Departamento de Colón, se tendrá referencia de un puesto defensivo con seis piezas de artillería. Es en el siglo XVIII, que se planifica la construcción de una Fortaleza en Trujillo, sin embargo en el año de 1740, el Ingeniero Luís Diez de Navarro (comisionado para la construcción de las fortalezas en la desembocadura del Río Marina en Costa Rica y en la Ciudad de Trujillo, Honduras) descarta esa posibilidad a favor de la construcción de la fortaleza en Omoa, ubicado al occidente del Antiguo Puerto Caballos. Entre 1743 y 1745, Diez de Navarro elaboró los planos y en el año de 1747 a falta de artillería para la defensa de la fortaleza en construcción se establece un puesto provisional, el cual llevó el nombre de “Recinto Fortificado El Real”, Actualmente se observan restos de los muros de piedra, argamasa estuco y medios baluartes, observándose también la puesta principal, en cuyos remates se esculpió el escudo real de Fernando VI (1746-1759).
El fuerte, por su traza triangular, dentro de la fortificación abaluartada no era recomendada por los tratadistas y solamente era aceptable en el caso de que el sitio no permitiera otra figura.
Los ángulos en este tipo de construcción son muy agudos y pueden ser cortados por fuegos de artillería con mucha facilidad, así que era traza inepta para fortificarse.
En 1778 los Ingenieros Simón Desnaux y Juan Dastié hicieron un reconocimiento de la obra y concluyeron que:
Habían variaciones con respecto al plano original pero favorables a la solidez del fuerte.
Las obras de base no eran buenas por la debilidad del terreno y las arenas flojas Oponían que la Fortaleza no era apta para resistir serios ataques de los enemigos; existía pues una falta de confianza en la resistencia técnica de la obra.
Los terraplenes no estaban terminados
Se había aplicado un procedimiento defectuoso en la construcción de las bóvedas, de las construidas, tres no reunían condiciones exigibles, las aguas lluvias se filtraban y provocaban humedad.
A pesar de las dificultades defensivas este fuerte resistió los ataques.
La Fortaleza de San Fernando de Omoa por ser una edificación de valor histórico y antropológico, es declarada Monumento Nacional según Acuerdo Ejecutivo No. 170 del 20 de marzo de 1987, esta declaración incluye además de las construcciones coloniales de La Loma, La Casa de la Comandancia, El Recinto El Real, el Cementerio de la Fortaleza y Los Hornos de Milla Tres, el entorno natural como ser: la Laguna de Centeno y todos los manglares. Así pues se reforma la anterior declaratoria de Monumento Nacional emitida durante el Gobierno Constitucional del Doctor Ramón Villeda Morales mediante Decreto No. 93 del año 1959.